lunes, 21 de febrero de 2011

Tukmo, el árbol de las Hojas de Plata.

Se quedó sentada en una rama grande, a la espera de que alguien la explicara qué estaba pasando. Al poco rato llegó la ninfa, saliendo del tronco grande con aire elegante, muy diferente al aire despistado que había mostrado antes de que el elfo hablara. Se acercó a ella y se sentó enfrente, y se quedó así unos minutos, en los que Faenn miraba atentamente todos los detalles de la pequeña ninfa, asombrándose con sus brazos y sus piernas, tan delgadas y ágiles, y observando atentamente cómo las hojas de su vestido se amoldaban a cada unos de sus movimientos, naciendo de ella en lugares de su cuerpo. Entonces, quitándose una hoja plateada que parecía salirle de la mano, se la entregó a Faenn con un gesto solemne, y habló:
¾ Gracias por haberme salvado la vida, tanlak, por un momento creí que ese puntiagudo iba a terminar conmigo, pero tú lo impediste con tu fuerza, y no se me ocurre otra forma de recompensarte que entregándote una de mis hojas de plata, que harán que puedas sentir este bosque en cualquier lugar. Tan sólo tocando la hoja y cerrando los ojos podrás teletransportarte hasta aquí, y podrás volver cuando quieras con el mismo procedimiento. Debes usarla con cuidado, pues este bosque no es el que está detrás de aquel palacio en el que vives, sino que es un lugar paralelo, al que solo llegan los Poderosos. Si alguien que no lo es intenta usar tu hoja de plata, morirá al instante convertido en líquido.
¾ Pero, ¿quién eres tú? Debes de haberte confundido, yo no soy tanlak, me llamo Faenn...¾ dijo esta mientras tomaba la hoja con sus manos.
¾ Soy Tukmo, hijo de Tukmar, miembro del consejo del Bosque de los Poderosos, tres veces premiado con la Hoja de Oro por mi dedicación al cuidado del bosque, cinco veces nominado a los premios de los Poderosos por el interés en el cuidado y preparación de los aprendices, gran conversador y, sobre todo, el mejor árbol proveedor de las Hojas de Plata, o Hojas Poderosas.¾  dijo la pequeña ninfa con dándose aires de importancia. Luego, se levantó de la rama y se fundió otra vez con el árbol, sin dejar de hablar.
Faenn podía escuchar su voz a su alrededor. Parecía que todas las hojas y ramas hablaran. Y poco a poco le fue cambiando la voz. Mientras seguía enumerando todos sus premios y cualidades, hablaba cada vez más grave y más profundo, hasta tener realmente la voz de un árbol. Nada quedaba ya de la suave voz de la ninfa, que parecía seguir fundida allí dentro. Pero, al poco rato, la criatura volvió a salir del tronco, con el aire despistado del principio, que nada tenía que ver con la elegancia y magnitud de los gestos anteriores. Se sentó enfrente de Faenn, que la miraba extrañada. Un instante después de haberse sentado, la miró directamente a los ojos, tan intensamente que parecía que la estuviera mirando en lo más profundo de ella con aquellos ojos dorados tan grandes.
¾ Siento lo de antes, Faenn, no pretendía asustarte, lo que pasa es que Tukmo no tenía aún fuerzas para poder hablar directamente, y me usó a mí como canalizadora de su energía.
¾¿ Cómo sabes mi nombre? ¿y quién eres tú? ¿ y por qué me llamabas tanlak? No entiendo nada y tengo miedo y estoy cansada y no puedo bajarme de aquí y no sé que es lo que ha pasado antes yo solo quiero volver a casa y estar con mi padre y olvidarme de todo y no regresar a este lugar y que todos, absolutamente todos, ¡ME DEJÉIS EN PAZ!

1 comentario: